Poca gente los conoce realmente, yo soy uno de esos afortunados. Aunque vivamos rodeados de los guatas, los ignoramos todo el tiempo. Son seres sociables pero sumamente desconfiados. Un guata puede tener millones de amigos pero nunca le contaría una intimidad a alguien. Se aíslan en sus burbujas insignificantes y día a día los pasamos por alto. Viven en las gotas de lluvia, y cada vez que estas se estrellan contra el suelo emitiendo su característico “bloop”, miles de guatas salen volando por el aire sin perder su humedad.
El trabajo principal de
la comunidad guatera es refractar la luz, laburo
que implica esmero
y actividad cooperativa. Cuando un rayo solar llega a una de las
paredes de la esfera de cristal, inmediatamente un guata debe
capturarlo mediante un complejo artefacto denominado
“capturador-refractante de efecto multicolor”. Sin perder tiempo,
un segundo guata debe acudir a su ayuda para evitar la catástrofe,
ya que el efecto multicolor es a la vez acumulador lo que quiere
decir que, una vez partido el haz de luz en varios colores, los
mismos se van juntando en el complicado artefacto produciendo un
desbarajuste imposible de ser controlado individualmente y que puede
llegar, en casos extremos, a reventar la gota de agua. El espectro de
colores es liberado mediante un coordinado jalón que involucra a
toda la comunidad de la gota. Estos se reflejan en el cielo formando
lo que conocemos como arco iris. Cada extremo del mismo posee una
olla llena de oro que es minuciosamente vigilada por un duende
cascarrabias, pero eso ya es otra historia.
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