Ataque
de nervios. Eso tuvo Simón al insultar a su jefe. Le dijo todo. Todo
eso que tenía acumulado hace días, semanas, meses, años... Le dijo
que estaba cansado de ese trabajo patético, rutinario y aburrido. Le
dijo que lo tenían cansado sus compañeros, todos idiotas
sobrevalorados por tener un título universitario. Le dijo que le
molestaba su silla, que era incómoda y le hacía doler la espalda.
Le dijo que estar sentado 8 horas frente al monitor de la compu le
hacia bolsa los ojos, aunque tuviera ese protector de rayos de los
90. Le dijo que no le gustaban el color de las paredes, que parecía
que las había pintado un daltónico. Le dijo que la ventana que
tenía más cerca daba a un patio ciego y no corría aire. Le dijo
que en ese patio ciego estaba lleno de palomas y por ende todos los
bordes de las ventanas tenían esa caca ácida de pájaro. Le dijo
que la que limpiaba le desordenaba su escritorio. Le dijo que
limpiaba mal, que hasta él manco podía limpiar mejor las cosas. Le
dijo que estaba cansado de comprarse lapiceras nuevas porque sus
compañeros le robaban la suya. Le dijo que la semana pasada le
habían robado una lapicera roja con brillitos que estaba re buena y
le había salido un montón. Le dijo que le rompía soberanamente los
esquemas la música que pasaban en la radio que eligía Sofía todas
las santas mañanas. Le dijo que a él le gustaba más la música
clásica y no tanto el cachengue, y mucho menos los temas de moda que
pasan en la radio. Le dijo que cuando era chico tocaba el piano y que
de ahí venía su gusto por la música clásica. Le dijo que odiaba
las discusiones de fútbol. Le dijo que no era ni de River, ni de
Boca, ni de Racing, ni de nadie ni de ningún equipo. Le dijo que
parecían simios hablando, cargándose y riéndose por el fútbol. Le
dijo que a el en realidad le gustaba el tenis porque de vez en cuando
iba a raquetear con amigos. Le dijo que no quería levantarse nunca
más a las 6 de la mañana y tomarse el maldito 34 para llegar a la
oficina. Le dijo que a las 6 era muy temprano, sobretodo en invierno
que recién amanece a las 8. Le dijo que desayunar a oscuras no le
gustaba, que el desayunaba a la luz del sol con su café calentito.
Le dijo que prefería el café con leche pero aveces se olvidaba de
comprar leche. Le dijo que estaba podrido de llegar a las 7 de la
tarde a su casa luego de una hora de viaje de vuelta en el maldito
34. Le dijo que para las 7 de la tarde ya estaba cansado y sin ganas
de hacer nada. Le dijo que para hacer alguna otra actividad en el día él tendría que llegar 5 o 6 de la tarde así tenía media hora para
merendar, media hora para hacer la digestión y luego ver de hacer
alguna actividad. Le dijo que aveces no sabía si empezar algún
deporte o alguna otra actividad. Le dijo que para las 7 de la tarde
tenía que empezar a cocinar para comer a las 9, mirar una serie y
acostarse a las 11 para dormir 7 pobres horas y volver a la rutina el
día siguiente. Le dijo que no quería ir más al baño del edificio
porque para hacer lo segundo le daba asco y hacía un reborde de
papel sobre la tabla del inodoro para que sus piernecitas no tuvieran
contacto con los letales gérmenes del inodoro. Le dijo que encima
aveces no había papel higiénico ni jabón para lavarse las manos.
Le dijo que el en realidad no se lavaba las manos cuando hacía pis
pero si si hacía caca. Le dijo que aveces se lavaba las manos antes
de hacer pis. Le dijo que era un viejo pelado, gordo y feo. Le dijo que solía haber olor fétido todas las
mañanas, que no sabía si provenía de sus muelas podridas o
directamente de su cuerpo. Que era obvio que su nueva mujer lo quería solo por el dinero y
que la había visto con otro tipo. Le dijo que se lavara los dientes
y la pelada con jabón blanco neutro. Le dijo que se saque la barba
candado, ese vestigio de vigilante. Le dijo que, además de ser
viejo, pelado, gordo y feo, también era petiso y chueco. Le dijo
todo eso mordiéndose fuerte la lengua. Gritando con la mente y
echando humo por las orejas pero sin sacarlo afuera. Se lo dijo,
escuchando y prestando atención a las nuevas indicaciones de su
jefe, para mañana volver y hacer lo mismo que todos los días...