Estaba herido de bala en una pierna. El orificio calibre 22 en la bombacha de campo indicaba el daño de un Winchester. Una vez más lo pescaban al matrero robándose cabezas de ganado en el campo del Señor Van Köhler. Llegó a escaparse al galope antes de que una balacera furiosa le desparrame los sesos en la tierra seca. A los pocos kilómetros su cuerpo no daba más. Su respiración era pesada, casi como el bao que emanaba la trompa del equino que lo llevaba a pelo, su cabello tenía el polvo del oeste arreado por el pampero, y su sangre regaba el pasto puna de la llanura.
Allá a lo lejos apareció un molino. Tal vez este sea un amigo para el, contrapartida del quijote, indicándole la huella humana en el medio de la pampa. Al acercarse, el molino se le hizo familiar. A tranco lento se arrimó al rancho. Golpeó las manos. Primero salió un niño correteando, luego un perrito pulgoso y por último una hermosa dama.
-Otra vez tu y tus heridas che, que no va más te digo, a ver vente pa' dentro que te curo eso-
El matrero entró rengueando con la ayuda de la mujer que oficiaba de muleta y se desplomo en una sillita de madera castigada por el peso. El alcohol invocó el grito del alma que voló una de las chapas del techo. La mordaza recibía abierta la ira y el dolor liberado. Afortunadamente la bala entro y salió, dejando el gemelo perforado pero sin necesidad de una intervención quirúrgica mayor.
A la hora de la siesta corren los cardos rusos. El matrero mira enajenado como un bebé que se encuentra en el espejo por primera vez. Piensa, reflexiona y piensa de nuevo... "¿Será hora de dejar esta vida de lado, mudarse a alguna ciudad, buscar trabajo y empezar de 0?" En una de esas tiene suerte y lo acompañan. Tal vez en un lugar más grande nadie lo reconozca y no tenga que huir de balazos. Tal vez...
-Hay que cambiar esa venda, después del mate te limpio de nuevo y ya... `perate che acá tenes agua, estás atorado como pato con tripa- el matrero tosía un pan y la doña le alcanzaba una tacita con agua de pozo -ya ves, estas flaco y harapiento, deja esto hombre y busca dignidad, no esta vida hombre-
Luego de una noche dolorosa pero amena, la escarcha de la mañana posa sobre la tierra y regala un juego de luces reflejando el sol. El matrero sale del rancho, se arranca su venda y sube a su caballo. Al galope firme se aleja del rancho en busca de... nadie sabe de que...